El relevo generacional puede ser una buena razón para prescindir de los profesores jubilados, pero no puede ser una razón de aplicación automática. El conocimiento, la experiencia y el sentido de pertenencia de quienes han hecho de la Universidad su proyecto de vida, son valores que no pueden ser desdeñados con criterio económico.
Admitiendo, en gracia de discusión, que la política es defensable, reprochamos la forma, repentina y descomedida de ejecutarla. No es coherente la proclama de la formación humana integral con el trato desconsiderado de que han sido objeto los profesores desvinculados, a quienes ya se había informado, con el tantas veces invocado criterio de la planeación, sobre su labor académica para el primer periodo académico de 2011.
En particular un saludo de gratitud y aprecio a nuestros profesores y colegas Hilda María Zúñiga, Eduardo Roa, Campo León Rivera.